Por Juan Lamarche
Hay dos músicos argentinos que están por encima del resto, tanto en su vuelo artístico poético como en el reconocimiento internacional, uno es el marplatense Astor Piazzolla, otro el porteño Alberto Ginastera. Éste nació el 11 de abril de 1916, hace exactamente cien años, en el barrio de Barracas, estudió en el Conservatorio Williams de Buenos Aires donde se graduó en 1938. Entre 1945 y 1947 estudió en Estados Unidos con Aaron Copland. Al regresar a Argentina, fundó junto a otros músicos la Liga de Compositores, la Facultad de Música de la Universidad Católica, de la que fue su primer decano y la Escuela de Altos Estudios Musicales del Instituto Di Tella que dirigió hasta emigrar. Creó asimismo el Conservatorio de La Plata en 1949 y en 1951 la filial Nº 1 del mismo llamada Conservatorio Julián Aguirre, en la localidad de Banfield. Regresó a Estados Unidos en 1968 y se mudó a Europa dos años más tarde, allí quedó hasta su muerte, en Ginebra, en 1983.
Entre sus obras escribió tres óperas, Don Rodrigo (1964), Bomarzo (1967) con libro de Manuel Mujica Lainez, objeto de censura por la dictadura de Juan Carlos Onganía y Beatriz Censi con texto del poeta Alberto Girri. También compuso dos conciertos para piano, dos para cello, uno para violín y uno para arpa y otras piezas orquestales. Ginastera agrupó su música en tres períodos, nacionalismo objetivo, nacionalismo subjetivo y y neoexpresionismo. Ginastera fue conocido fuera del mundo académico cuando el grupo de rock progresivo Emerson Lake and Palmer adaptó el cuarto movimiento de su Primer Concierto para Piano y lo grabó en su álbum Brain Salad Surgary con el nombre de Toccata. En 1973, cuando fue grabado el álbum la banda visitó al compositor y le mostró los arreglos. Se dice que Ginastera comentó “¡Caramba! ¡Nunca nadie había sido capaz de capturar mi música de esta forma! ¡Es la forma como yo mismo me la imagino!”
En 1942 compuso la música de la película Malambo de Alberto de Zabalía. Por su trayectoria y aporte a la música clásica en la Argentina recibió el premio Konex de Honor en 1989 de manera póstuma. Astor Piazzolla tomó clases durante algunos años con Ginastera a quién agradeció sus enseñanzas. En este centenario se ejecutarán obras del maestro que no es demasiado conocido en nuestro país salvo por los especialistas de la música clásica. Será bueno abrir las orejas para apreciar las obras de este compositor bien vigente. Se dice que el último período, de músicas arriesgadas, libres y abiertas tienen una fuerte proyección en la actualidad.